Tras los escándalos de las preferentes, las cláusulas suelo, los gastos hipotecarios y las hipotecas ligadas al IRPH, los bancos y entidades financieras que operan en nuestro país, se encuentran afrontando un nuevo litigio.
OTRA BATALLA JUDICIAL PARA LOS BANCOS
Parece que la nueva avalancha de demandas masivas que están entrando en nuestros tribunales son por intereses usureros y falta de información acerca del funcionamiento de las tarjetas.
Con estos plásticos los clientes pueden acceder rápidamente a una cantidad de dinero para hacer compras, aplazar la devolución de un pago, elegir una cuota mensual fija para devolver las cantidades o el saldo pendiente a amortizar cada mes.
Pero no es todo oro lo que reluce y, estas tarjetas implican unos intereses aproximadamente entre un 20% y un 30% del dinero dispuesto, lo que genera que los consumidores de las misma, en la mayor parte de las ocasiones entren en una espiral de deuda.
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Algunas de las mismas, llegan a cobrar intereses de hasta un 41% y diferencias del 200% entre la cantidad inicial del préstamo rápido y la final que se devuelve, es decir, un ejemplo sería de un crédito de 5.000 euros pasar a una deuda final de 10.000 euros.
En lo que llevamos de año se están registrando aproximadamente 120 denuncias al mes. El motivo de este incremento desmedido parece ser el hecho de que el Tribunal de Justicia de la UE, el pasado mes de agosto ratificase la jurisprudencia que el Tribunal Supremo decretó en 2015, por la que declaraba usurero un préstamo cuyo interés duplicaba el interés medio del mercado.
Los Juzgados de Primera Instancia ya han comenzado a dar la razón a los clientes declarando que tipos por encima del 20% se deben considerar usura, al suponer más del doble del interés medio de los créditos al consumo, que aproximadamente tienen un interes del 7,42%.
Si bien, las entidades entienden que es incorrecta la interpretación, porque el interés deberían compararlo con el de las tarjetas, que es aproximadamente de un 20%. Además, defienden que los tipos que cobran los bancos están regulados por el supervisor, que es un producto extendido en el resto de Europa.
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de la Redacción