Se agota el tiempo para que el Banco Central Europeo (BCE) comience a desenfundar sus armas ante un frenazo económico más profundo de lo esperado en la zona euro. El último truco que se sacó de la chistera Mario Draghi, fue recuperar nuevas rondas de liquidez para los bancos a fin impulsar el crecimiento y elevar los precios.
LAS INCÓGNITAS QUE TENDRÁ QUE DESPEJAR DRAGHI
La incertidumbre sobre la economía aún no ha desaparecido y ya han pasado tres años.
En septiembre está fijada el lanzamiento de las conocidas TLTRO III, operaciones de financiación a largo plazo para el sector financiero, que consisten en préstamos con condiciones ventajosas, condiciones que aún no han sido definidas.
El debate está abierto, los economistas del BCE están preparando las previsiones que deberían de ofrecer las pistas suficientes para marcar el camino de la política monetaria hasta Draghi abandone su cargo en octubre.
Los datos que se estimaba en las últimas actas del BCE apuntan que la nueva ronda de liquidez puede ser insuficiente para acercar los precios al objetivo del 2% del banco.
Algunos miembros del Consejo de Gobierno están perdiendo la confianza en las nuevas TLTRO. Los datos que se manejaron no dejaron un escenario fiable con una desconexión entre las encuestas y los indicadores del mercado. Por otro lado, el PIB y el consumo mostraron resistencia ante la desaceleración económica, pero la inflación siguió bajando.
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El Consejo está divido entre los miembros que prefieren ser generosos en los términos de las subastas con los bancos, mientras el otro lado prefiere condiciones más restrictivas para reducir la dependencia de los bancos del BCE, a fin de facilitar la salida de la política heterodoxa actual.
La decisión final estará vinculada a la predisposición del uso del resto del arsenal. Una de las posibilidades es reactivar el programa de compra de deuda que quedó paralizado el pasado diciembre. También puede recurrir a recortar aún más las tasas de depósitos, una situación que provoca que el BCE cobre a los bancos por la liquidez aparcada en la institución.
Por su parte, Draghi encuentra pocos apoyos para escalonar los tipos negativos de los depósitos a fin de paliar los efectos negativos en la banca.
Pero aún más lejos está la primera subida de tipos de interés, actualmente programada por el BCE para finales de 2019, aunque el mercado ya sabe que al menos hasta marzo de 2020 no se moverá.
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de la Redacción