LA FIEBRE DEL CORONAVIRUS Y LAS PYMES
Los asesores de micropymes estos días son como los médicos que acaban de salir de la UCI, se pasan el día probando a salvar la vida a las pequeñas empresas que se están asfixiando en nuestro país.
EL INFIERNO DE LAS PYMES DURANTE LA CRISIS CORONAVIRUS
A un paciente esta en estado crítico, no se le pide que rellene un Excel detallando cada uno de sus síntomas, para que tres comisiones lo revisen antes de decidir su tratamiento. Y luego otra y, a continuación falta esto, lo otro y lo de más allá. Cuando un enfermo se está muriendo, no se pierde tiempo para salvarle la vida. En cambio, esto no ocurre con las miles de pymes españolas que se encuentran en esta crítico, que para pedir cualquier tipo de ayuda, tienen que aportar innumerables y farragosos documentos económicos ante administraciones saturadas por su propia burocracia.
Los asesores se pasan el día tratando de salvar la vida a la pequeñas empresas que se ahogan, necesitan liquidez urgente y, que a pesar de tener derecho a las ayudas, no están llegando a tiempo.
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Son ya muchas las empresas que dependen de recibir algún tipo de liquidez para sobrevivir. Muchas llevan todo el periodo del estado de alarma en un limbo jurídico sin tener claro que ayudas podrían recibir.
Los créditos del ICO dejan fuera a más de un tercio de las pymes en plena crisis, ya que entre sus requisitos, se pide solvencia, beneficios en 2019 y una serie de documentos que lo acredite.
A pesar de ello, más de la mitad continúa confiando en que se les conceda alguno de los avales ICO, si bien la realidad es que un escaso 13% de los solicitantes lo ha obtenido y, por una cuantía inferior a la solicitada.
Mientras tanto, los gobiernos siguen anunciando ayudas en el telediario y, los asesores de barrio se pasan el día explicando a sus clientes que las ayudas que venden en la TV, tienen mucha letra pequeña y, que a lo mejor no tienen derecho a ellas y en todo caso, tienen que tener paciencia.
Los asesores cansados de estos trámites y normativas, que cambian cada semana, intentan evitar a la desesperada la quiebra de todas estas pymes que se encuentran en estado crítico.
La desconfianza en que no se cometan abusos por parte de algunos empresarios, esta derivando en un retraso de tal calibre que puede costar la vida de muchas otras empresas.
No solo necesitan ayudas, necesitan confianza, no hay tiempo para toda esta burocracia.
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de la Redacción