Y AHORA JUGAMOS A SER HOTELEROS
Hemos pasado de ser propietarios endeudados, a dar rienda suelta al emprendedor que llevamos dentro, para dejar florecer el hotelero. Alquilar tu vivienda a largo plazo y a un precio razonable, no es tan rentable como el alquiler vacacional, como no se nos había ocurrido antes.
DE PROPIETARIOS ENDEUDADOS A HOTELEROS
Y es que los españoles somos amantes del ladrillo y, si podemos exprimirlo no lo dudamos un segundo.
En la década de los 90, cuando Rodrigo Rato aún era considerado el mejor ministro de Economía de la historia de España y, Aznar mandaba, en la que todos adoraban el ladrillo, tenían hipotecas desorbitadas y, en muchas ocasiones sin salarios que las respaldasen. Daba igual, todo funcionaba y, todo valía.
La gente cambiaba de coche, se hacía super viajes o hacía obras en casa, aunque no tuviera el dinero para ello, pues se podía pagar en cómodas cuotas. Si no cuadraban las cuentas, se pedía una ampliación de la hipoteca y todo solucionado. Bendito ladrillo, lo soportaba todo.
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Entre cómodos plazos y un Euribor en crecimiento, hipotecas de 400 euros sobrepasaron los mil. Pero el Castillo de Naipes se terminó derrumbando y, cuando quisimos darnos cuenta de que las cartas estaban trucadas, ya era tarde.
Los culpables de nuestra desgracia, políticos, banqueros…Nosotros sólo víctimas, nadie reconoció la codicia.
Han pasado dos décadas, en las que por el camino hemos perdido inocencia, sueldos, derechos, pero la devoción por el inmueble parece intacta. Durante estos años, hemos pasado de ser propietarios endeudados, a convertirnos en hoteleros. Los alquileres de larga duración son poco rentables, ahora lo que se lleva es el alquiler vacacional.
Hace un par de semana, el Gobierno comunicaba que ahora las comunidades de vecinos podrán prohibir las viviendas turísticas por mayoría simple. El problema de esta nueva fiebre del alquiler turístico, es que está acabando con “nuestro mercado inmobiliario”, habiendo dejado muy pocos inmuebles disponibles, a precios desorbitados; lo que está provocando que cada vez sean más los que no se pueden permitirse ni ser propietarios ni ser inquilinos.
No solo debemos adecuar la ley al alquiler turístico, sino a todos los cambios que experimenta nuestra sociedad.
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de la Redacción